jueves, 30 de octubre de 2014

¿Habrá dos cosas para salir adelante?


Se lo pienso decir a Héctor ahora que lo vea. No regreso al consejo distrital.
 
Me ha estado aquejando un fuerte dolor de oído que atribuyo a una infección. El control de antibióticos abruma. Tendré que ir con un médico (fobia) y por eso le pienso.
No estoy al cien porciento. Menos para un empleo, o más bien, un nombramiento, que tiene un nivel muy bajo, que no le va agregar valor a mi experiencia profesional.
Ya sé. Habrá algún pendejo de ésos que leen a Stephen Covey, "el valor a las cosas se la das tú". "Tú eres el que le da valor al puesto".
¿Entonces un sicario al servicio del narcotráfico, al ser proactivo, con buena actitud, comprometido con su comunidad, innovador, y sobre todo con visión global, le da valor al puesto de sicario?
¿O un recolector de basura?
Caray, lo cierto es que al momento de escribir estas líneas, no aguanto el dolor del oído izquierdo. Además a los del Consejo General del INE ni les importó que fuera consejero distrital. Nos han de ver como basura, recordando al recolector.
No sabrán que los consejos distritales son los responsables de los cómputos y la declaración de validez de una elección y de la entrega de las constancias de mayoría a los diputados federales, representantes de la población agrupada en 300 distritos electorales, y que de manera directa elige a su representante ante la máxima tribuna de la nación.
Pero les vale madres.
 
En fin, creo que le voy a decir a Héctor, que dos cosas serán las que me van a sacar adelante.
El trabajo, ya sea en la tienda de mi padre, o ejerciendo mi profesión de arquitecto y cobrando lo que se debe cobrar, o bien, como empleado administrativo de una universidad pública que es el sueño de mi vida, que espero poder cumplir en días próximos.
 
Lo otro que saca adelante, es la serenidad, pues ya he visto que la necesito con urgencia, ante los retos que me plantea el trabajo de todos los días.
 
Trabajo pues, y serenidad.
 
 
 

domingo, 26 de octubre de 2014

viernes, 24 de octubre de 2014

El libro sin secretos.



Leyendo el libro que todo mundo ha leído y sabe de qué se trata, y para más inri, del que todo mundo domina el tema y todos conocen...sin haberlo leído.

"La Quinta Disciplina" del Dr. Peter M. Senge, no el único, pero sí el más conocido. Data del año 1990. El ejemplar lo compré en Plaza Valle Oriente, en el año 2004, cuando creía que el futuro era promisorio y bueno. Hoy, cuando el nefasto futuro me ha alcanzado, lo tengo en mis manos, y me propuesto leerlo completito, y al menos dos veces. "El pensamiento sistémico" da para mucho de qué hablar, y estoy convencido, tiene un enorme potencial para, en un principio, el análisis de los graves problemas ambientales, sociales y económicos que hoy nos aquejan.
Los peores conocedores de este tipo de pensamiento, usted ya lo adivinó, son los gobiernos.
¿Pero qué les apura con esos sueldos de príncipe europeo?
Háblele a usted a un funcionario de CONAGUA o de la Secretaría de la Reforma Agraria, o de Financiera Rural, sobre pensamiento sistémico.

jueves, 23 de octubre de 2014

En el TEC y en el INE.


Sí ya supe, que el señor Ángel Aguirre ya se va del gobierno de Guerrero a causa de ese problema que tuvo, con la "desaparición" de los jóvenes estudiantes. Independientemente de estos graves asuntos, me gusta la palabra "estudiante" y lo que representa: el esfuerzo personal, cumplir un horario, ponerse metas, y batallar, mucho batallar.

Bueno.
Personalmente yo creo que a mí me falto estudiar mucho más, y concentrarme en materias en las que debí haber sacado mejores calificaciones. Recuerdo que llegué a un punto, y lo hago mío solamente, en que cundía el desánimo en la carrera de arquitectura, por la falta, sobre todo, de instalaciones adecuadas y de bibliografía que era siempre escasa. Tengo por cierto que el TEC ha podido remediar estas carencias, pues al menos los libros eran en mis tiempos, y actualmente, esenciales para investigar o tener ideas.

Una de mis muy personales obsesiones, uno de mis más personales orgullos, lo que siento que es a veces lo único que tengo, todo mi patrimonio y todo mi sentido de pertenencia, es haber salido del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Llamarme, con mucho orgullo, después de mucho dinero, mucho esfuerzo, muchas lágrimas y muchas frustraciones, egresado del TEC.

Al mismo tiempo, y no sé cómo explicarlo, el TEC de Monterrey es objeto de mis odios, de mis frustraciones y de mis más sentidas vergüenzas, por cosas que no pudieron darse, y por una situación laboral horrible, pues llevo siete años sin encontrar trabajo.

En el Instituto Nacional Electoral pidieron prestadas las instalaciones de varios Campus del TEC para aplicar un examen de conocimientos y otro examen, esta vez de un Ensayo Presencial. En el examen de conocimientos saqué Tercer lugar, entre los 25 hombres mejor calificados. En el ensayo presencial, fui calificado como idóneo, dado que no hubo calificación.

Pues para la fase de Ensayo Presencial, el INE contrató a la UNAM para la preparación, aplicación y calificación del ensayo. Resulta que a esta institución de la Ciudad de México pagaron un millón de pesos para esta actividad.

Yo sentí que la buena vibra me iba a beneficiar: una buena calificación, un mejor ensayo, pues me preparé y leí mucho, la valoración curricular impecable, y una preparación de varios días para la entrevista.

Pero me he dado cuenta, que a veces, espero que a veces, ni la buena actitud, ni una buena calificación, ni un curriculum impecable, sirven de mucho, cuando hay amigos, recomendados y compadres que compiten con otros que no lo son, por una vacante laboral. Una vacante, palabra mágica de mi alquimia personal.

La buena vibra que pensé que me iban a dar las instalaciones del TEC, no sirvieron da nada. Pero ni modo, ahí le seguimos.




sábado, 18 de octubre de 2014

¿El arquitecto que más admiro?


Está de la chingada trabajar como regiomontano, y vivir como guerrerense, o tabasqueño...o chiapaneco, guatemalteco, "any of those Mexican countries".
Hoy abrí la tienda de mis padres a las 9.16 de la mañana. Bajamos la cortina metálica a las 7.34 de la noche. Así estuvo el sábado. Y los domingos no se cierra. Total que se trabaja mucho, y se gana poco.
Recuerdo cuando vivía en Monterrey, con muchas esperanzas e ilusiones, y en el ínter, con muchas pasiones y deseos: me gustaba escribir, leer a Regis Debray, a Jorge Castañeda, a García Márquez, a Fuentes, a Faulkner. Soñaba con trabajar en el TEC, o en alguna gran empresa que nunca me contrató. Me faltó leer a Octavio Paz, pero el tiempo ya no alcanzó. Tenía que estudiar una Maestría muy cara en el TEC y buscar trabajo (sí lo encontré, pero me faltó tiempo para ahorrar y pagar el préstamo estudiantil con el que salí de mi licenciatura).
Pienso en el arquitecto que más admiro. ¿Es a quién admiro más? Tal vez no, pero sí lo siento como más cercano a mí. Me refiero a Pedro Armendáriz Jr. Sí. El hijo de Don Pedro Armendáriz Hastings, tuvo un título de Arquitecto.
Pero terminó dedicándose a la actuación. ¿Qué hubiéramos perdido si se hubiera empeñado en seguir la arquitectura? Simple y sencillamente todo. Porque sus películas son una experiencia enriquecedora en la vida. Desde su primer película "Fuera de la Ley" (1966), pasando por "La Plaza de Puerto Santo", "Estas Ruinas que ves", donde interpreta a mi amado Raymundo Rocafuerte, "Con Licencia para Matar", donde interpreta al presidente de México Héctor López. En "La Máscara del Zorro" interpreta al gobernador de California, en "La Leyenda del Zorro", interpreta al presidente de México (el surrealismo invadiendo las superproducciones de Hollywood). No puedo dejar de mencionar "Días de Combate", y "Cosa Fácil", donde Pedro Armendáriz Jr. "es" Héctor Belascoarán Shayne. En Televisión "fue" Tony Tijuana, una serie policiaca que me causa sentimientos encontrados, aunque siempre perdura una buena impresión.
 
Nunca se deja de ser Arquitecto. Pero se pueden ser otras cosas. (Chingada madre, cómo no le aventé esa frase al Consejero Arturo Sánchez).
 
Tal vez en el fondo, y trascendiendo su excelente labor como actor, lo que más admiro de Pedro Armendáriz es no dejar de ser Arquitecto y consagrarse como uno de los grandes actores de nuestro tiempo.

jueves, 16 de octubre de 2014

Yo también quiero comer mierda.


Después de un largo tiempo, me dio mucho gusto saber de mi primo Q. (bueno, el hermano que nunca tuve, lo único que nos faltó fue haber tomado de la misma caguama alguna vez, pero fue mejor que no haya pasado).
Me dio gusto saber de él, igual que yo, una persona de bien, (él todavía más), con retos, triunfos, alegrías y reflexiones.
También con cosas para sonreír.
Me hizo sonreír, después de una breve reflexión, la observación que un conocido suyo le hizo hace algunos años, sobre la Política.
La política implica comer mierda. Y sí, tiene toda la razón el conocido de mi estimado Q.
El día de hoy me entero que un hijo de Joe Biden fue expulsado de una academia militar por haber dado positivo para consumo de cocaína. ¿Me la creo? No. El público norteamericano, y los espectadores al sur de la frontera, hemos visto y aguantado tantas mentiras de los gringos, véase el caso de Jacobo Arbenz en Guatemala, el caso Irán Contras y el "I can't recall" del cínico Reagan; el golpe de Estado de Pinochet en Chile (ay sí, Kissinger no sabía); la invasión a Panamá; la invasión en Bahía de Cochinos (ay sí, Kennedy no sabía); que en fin, lo del hijo de Biden, no me la creo.
La idea es anular la postulación del vicepresidente rumbo al ya cercano 2016. Ni modo.
 
Así es. En cuanto a mis latitudes, yo sí, también, quiero comer mierda.
Sí. Yo también quiero ganar buen dinero, yo también tengo aspiraciones laborales, yo también tengo ambiciones.
Me he perdido un puesto de consejero electoral donde pagan mensualmente unos 19 mil pesos.

El consejero del INE, Arturo Sánchez, me preguntó en la entrevista de trabajo previa al nombramiento que no pude tener

¿Qué hace un arquitecto tan exitoso, queriendo dedicar años de su vida a la materia electoral? Si fuera exitoso no estaría aquí, cabrón. Fue lo que debí haber respondido.
Pero yo le hablé de mi compromiso con la democracia nacional, de mi carácter de ciudadano (la condición por la cual se puede participar en el gobierno de un lugar), mi vocación de servicio, la misión del Tecnológico de  Monterrey de formar personas íntegras, competitivas y sobre todo, comprometidas con su comunidad.

No le dije al consejero "quiero dedicarme a la materia electoral porque busco un empleo donde desarrollarme". No. No le dije eso. Y quién sabe si por eso no me contrataron. Jamás lo sabré.
 
Desempleado, no aguanto la pena, la ignominia, la tristeza, la jodidez espiritual, y la desesperación. Si así, de todos modos tengo que aguantar la mierda, qué mejor aguantarla con un buen sueldo.
Tantos lugares donde comer mierda:
 
La Secretaría de Desarrollo Social.
El Instituto Nacional Electoral.
Los organismos públicos autónomos en materia de transparencia.
La  Comisión Nacional del Agua.
Las universidades públicas (donde pagan mucho mejor que en las universidades privadas).
Los Congresos Locales.
Las oficinas de enlace.
Las oficialías de partes.
Las Casas de la Cultura.
La Financiera Rural.
Los municipios.
La Secretaría de Comunicaciones y Transportes.
 
Patrick Modiano.
 
El escritor del arte de la memoria. Narrador de un sinfín de historias sobre la ocupación Nazi en Francia. Igual y se me sale escribir "conocí a este escritor cuando estuve en el TEC", o "descubrí los libros de Modiano en una oscura librería cuando viajé a Quebec", o más humildemente "en casa de mis padres siempre se ha leído a Modiano, y comparte la repisa junto a Faulkner y Hemingway". Pero la verdad es una: De él no he leído ni madres ni sabía que existía.
 
 
Premio Nobel de Literatura 2014, felicidades Monsieur Modiano.
 
 

lunes, 13 de octubre de 2014

Está tranquilo.


Me quiero convencer (tengo pretextos para ello) de que hay cosas que es mejor no saber.
La razón principal en mi caso, es que no me queda mucho tiempo para averiguarlas. Un día largo en la tienda de mis padres, de poca venta, situación que se está aguantando desde hace un ratito de tres o cuatro semanas.
Pero el cansancio persiste, y el tiempo es finito. Apenas llego, y ya casi son las 9 de la noche.
¿Qué cosas es mejor no saber? Pues estará difícil enumerarlas todas. Lo comento porque anoche vi la película "Casino", de Martin Scorcese.
La primera vez que supe de esta película fue allá por el año de 1997, cuando estudiaba en la ciudad de Monterrey. Un anuncio espectacular sobre la avenida Garza Sada nos mostraba el cartel de la cinta, donde se veía al señor De Niro, a Sharon Stone,  y a Joe Pesci.
Pocas cosas que sé de esa película, que me ha gustado tanto ver anoche.
Por ejemplo, no conocía el final, tan lleno de violencia, y al mismo tiempo, de una buena lección moral que lleva a una reflexión igual de intensa. Apenas anoche supe en qué acababa la historia, después de haber admirado tantas y tantas veces las imágenes tan cuidadas del maestro Scorcese.

Otra cosa que no sabía era si este filme tan genial, había ganado alguna vez un premio. No sabía que su director fue nominado a un Globo de Oro, premio que ganó Stone como mejor actriz, y que también fue nominada al Oscar como mejor actriz protagónica.
No sabía que el filme fue exhibido en Estados Unidos en 1995 (dos años antes que en México), lo que quiere decir que esta película es tan sólo un año más reciente que "El Especialista" (1994) de Luis Llosa, por la que recuerdo a la señora Stone, en Miami, al lado de Sylvester Stallone.

¿Qué edad tenía ella en Casino? 37 años, la misma edad que tengo yo ahora.
Y recordaré a Casino, como la película en que mejor luce Sharon Stone, mejor que en "Basic Instinct", mejor que en "Sliver" y mejor que en "The Specialist". Es más,  nunca he visto a una actriz tan bella en un filme. Igual y sí (Susan Sarandon, Dolores del Río) pero hoy quiero ser parcial con ella.

Y también  recordaré a "Casino" como la película en que mejor luce el señor Don Robert de Niro, aunque habrá quien diga, que los señores como el vino, mientras más viejos mejor (¿ventajas de ser hombre?). O sea que vendrán mejores filme para este actor. Espero que sí, o mejor no saber.
Porque no olvido ese suéter rosa y esa camisa rosa, mientras bebe té helado con los Comisionados de Juegos de Las Vegas. Y esos lentes negros, y ese peinado. Nunca he visto a un hombre lucir mejor en una película. Lo que hizo De Niro después, ya no será igual, no lo sé pero lo espero.
Desventajas o ventajas de volverse viejo, que es la realidad de la vida. Él tenía 52 años cuando la filmó, y lucía inmejorable.
Tampoco sabía que esta película marca la octava y hasta hoy, última colaboración entre Robert de Niro y Scorcese. Y tal vez la última entre Joe Pesci y De Niro hasta ahora.
No sabía tampoco, hasta hace poco, que ese bello auto color plata que manejaba Sam Rothstein (el personaje de De Niro) es un Cadillac El Dorado de dos puertas, de 1981. Un buen amigo que visitó la tienda por la mañana nos dijo a mi padre y a mí "está tranquilo". Pues el lunes, igual y sí.
Pero anoche con la película "Casino" no tanto, fue un momento de reflexión, sobre todo para pensar en el tiempo que se va, y que también permanece una y otra vez, congelado en las imágenes de ese bello y violento filme de Scorcese. No habrá nada igual otra vez. No lo sé pero lo espero.

viernes, 10 de octubre de 2014

El tiempo que pasa rápido.


Todavía pensando cómo pasó tan rápido el periodo entre el juego de futbol de la Selección contra Honduras,  a este momento en que escribo estas líneas.
Buen juego la verdad, aunque no tan emocionante como en otros grandes momentos.
 Y lo de los espontáneos, tengo que decir que el  primero estuvo bien, y los demás, pues como que ya no les quedó.
Muy bien la ciudad de Tuxtla Gutiérrez. Lo que no sabemos es cuánto dinero se gastaron el gobierno del estado y el municipal, ambos que cargan, entre otras cosas, con el hospedaje de cientos de policías federales que vienen a cuidar el juego.
 
A esperar el juego contra Panamá en Querétaro, sin espontáneos, sin tanto derroche y sí, con muchos deseos de ver bonitas panorámicas que esconden la realidad de un país feo, sucio y mal hecho.

Lo único bonito han sido las ciudades coloniales que nos hacen sentir en "otro país". Qué triste me siento al afirmar esto.
Pero síganle mexicanos, síganle, menospreciando a los arquitectos y tendrán un país más feo que el que ya tenemos.
Baste darse una vuelta por Tapachula, o por Matamoros, o por Tijuana, tantas joyas de la corrupción, la fealdad y la corrupción política.
 
El Apocalipsis Zombie en España (no es el Ébola) .
 
Es que hay una enfermedad todavía peor, esta que todo lo corrompe, que es la corrupción del sector privado.
Me refiero a  ese escandalito de las tarjetas de crédito corporativas.
Desde el pago de peajes en autopistas, viajes a Estados Unidos, pago de bebidas alcohólicas, retiro de efectivo, compras en centros comerciales.
En fin, esas cosas espero que no pasen en México. Aquí las tarjetas Monex no darían  para tanto.
 

lunes, 6 de octubre de 2014

El chico de la playera naranja.


Ahora resulta, que el chico de la playera naranja que dio respuesta al señor Secretario de Gobernación, no estuvo a la altura, ni tuvo educación, ni supo decir gracias.

Yo he aprendido a no ser tan ingenuo en política. Y a la mala.
En un proceso de selección de personas para ocupar un cargo público, en el que yo creí de todo corazón y buena fe, en que el proceso sería honesto, imparcial y que elegirían a los mejores perfiles, los más honestos, más capaces y mejor calificados, me llevé la sorpresa que ni madres.

En política no hay que ser tan ingenuos, ni tan respetuosos, ni tan amables.
¿Se podrá ser amable con un gobierno que no ha sido amable con nosotros, que es opaco, un gobierno con errores muy específicos como los que señala Luis Carlos Ugalde en su libro Por una Democracia Eficaz?
Ya los sabemos, pero el autor hace un análisis inmejorable de cada uno de ellos: La corrupción, la impunidad, el clientelismo, la falta de transparencia y rendición de cuentas, yo agregaría el gasto excesivo en todo lo que hace.

No se puede ser amable ni agradecido así.

domingo, 5 de octubre de 2014

Salió en el Warner.



Fatal, fatal, fatal, este domingo. Mucho trabajo en el negocio de mi padre. Pesadito el día, que empezó nublado y luego acaloró.
 
Algunos académicos de la lengua dirán, "de la chingada".
Esta ciudad Valles. Miro afuera del changarro y no todo mundo tiene un BMW o un Mercedes Benz, como en la televisión. Mucha gente, eso sí. Mucho turismo, con ganas de ser dueño de un hotel, pero luego la realidad me cae como una losa.
Lo bonito fue que rápido, vendí un vestido de niña, talla 1, a un padre solitario, tal vez quería el regalo para la visita de fin de semana. Con eso que está de moda casarse, divorciarse, y los hijos que aguanten todo, ¿verdad?
 
Lo bonito de hoy fue que vi a Lindsay Lohan. Vestida de novia, como alguna vez en la vida, en  realidad, tendrá que pasar.
Esa voz ronquita de Lindsay Lohan, ese cabello entre pelirrojo y castaño. Vi a Lindsay Lohan en "Two Broke Girls", en el Warner.
 
Le dije a mi amigo Marco, vía wass ap, que la viera, pero me informa que está en la ciudad de SLP. Tan cerca, pero tan lejos mi amigo. Quise invitarlo un café (o una coca light) en el hotel Misión, hoy en la tarde (la tienda cierra los domingos a  las tres pm y ya no regresamos, por ser domingo gracias a Marx), pero está lejos.
Sigo intrigado por ese Ingeniero "Iván de Jesús", que puede ser encontrado por el rumbo del Antiguo Libramiento, y que cobra, y se gana, cuatro mil quinientos pesos en trabajos de arquitectura / ingeniería, en los que yo me gano doscientos pesos (sic).
Este domingo, fatal, fatal, fatal. Algunos académicos dirán, "de la chingada".
 

jueves, 2 de octubre de 2014

Así es, la esperanza.


En ratos leyendo Clandestino de James Ellroy, que espero que no se acabe, aunque cada vez más, hay menos páginas que leer, ¿habrá acaso un libro tan bueno que cada vez que lo lees, tiene más páginas?
El martes volví un rato al Santa Fe de siempre, a comer aceitunas, palomitas de maíz, que yo llevé y totopos que José gentilmente me sirvió. Cocacola light, agua mineral, a few beers, un poco de mezcal tostado. La noche llegó tarde, yo llegué a la casa de mis padres, a leer un libro de biología de bachillerato, intentando descifrar los misterios de la vida, ya tan tarde, y me quedé dormido.
 
Vivo el fracaso de no haber obtenido un empleo que empecé a buscar desde el 07 de julio de este año, y por fin, se llegó la fecha fatal del 29 de septiembre, y no me contrataron.
 
No me contrataron. Me postulé entonces a algunas vacantes en Bolsa de Trabajo (o centro de vida y carrera) y a esperar.
Creo en la suerte, que el maestro Paulo Coelho define sabiamente como el toque de Dios.
Creo que la suerte me tocará a mí.  Tengo fe, y espero tener un empleo, ahora sí. Ya me toca, suerte de por medio.  Espero que sí. Porque en Ciudad Valles, ya no vivo, mi etapa aquí ya pasó y dio lo que tuvo que dar.
Ahora sí, ya me voy de aquí, a algo mejor, a crecer como persona y mejorar, que de eso se trata, de tener derecho a algo, de ambicionar algo mejor, de lucrar, que el lucro profesional hasta la Iglesia lo ha reconocido. Ni modo, que el mundo así es.

1,007. El IEV (Instituto Electoral Veracruzano) y el OPLE Veracruz.

 1,007. ¿Cómo se cambia el nombre de una institución sin reformar la ley? Me explico. Después de la reforma constitucional en materia políti...