jueves, 23 de octubre de 2014

En el TEC y en el INE.


Sí ya supe, que el señor Ángel Aguirre ya se va del gobierno de Guerrero a causa de ese problema que tuvo, con la "desaparición" de los jóvenes estudiantes. Independientemente de estos graves asuntos, me gusta la palabra "estudiante" y lo que representa: el esfuerzo personal, cumplir un horario, ponerse metas, y batallar, mucho batallar.

Bueno.
Personalmente yo creo que a mí me falto estudiar mucho más, y concentrarme en materias en las que debí haber sacado mejores calificaciones. Recuerdo que llegué a un punto, y lo hago mío solamente, en que cundía el desánimo en la carrera de arquitectura, por la falta, sobre todo, de instalaciones adecuadas y de bibliografía que era siempre escasa. Tengo por cierto que el TEC ha podido remediar estas carencias, pues al menos los libros eran en mis tiempos, y actualmente, esenciales para investigar o tener ideas.

Una de mis muy personales obsesiones, uno de mis más personales orgullos, lo que siento que es a veces lo único que tengo, todo mi patrimonio y todo mi sentido de pertenencia, es haber salido del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey. Llamarme, con mucho orgullo, después de mucho dinero, mucho esfuerzo, muchas lágrimas y muchas frustraciones, egresado del TEC.

Al mismo tiempo, y no sé cómo explicarlo, el TEC de Monterrey es objeto de mis odios, de mis frustraciones y de mis más sentidas vergüenzas, por cosas que no pudieron darse, y por una situación laboral horrible, pues llevo siete años sin encontrar trabajo.

En el Instituto Nacional Electoral pidieron prestadas las instalaciones de varios Campus del TEC para aplicar un examen de conocimientos y otro examen, esta vez de un Ensayo Presencial. En el examen de conocimientos saqué Tercer lugar, entre los 25 hombres mejor calificados. En el ensayo presencial, fui calificado como idóneo, dado que no hubo calificación.

Pues para la fase de Ensayo Presencial, el INE contrató a la UNAM para la preparación, aplicación y calificación del ensayo. Resulta que a esta institución de la Ciudad de México pagaron un millón de pesos para esta actividad.

Yo sentí que la buena vibra me iba a beneficiar: una buena calificación, un mejor ensayo, pues me preparé y leí mucho, la valoración curricular impecable, y una preparación de varios días para la entrevista.

Pero me he dado cuenta, que a veces, espero que a veces, ni la buena actitud, ni una buena calificación, ni un curriculum impecable, sirven de mucho, cuando hay amigos, recomendados y compadres que compiten con otros que no lo son, por una vacante laboral. Una vacante, palabra mágica de mi alquimia personal.

La buena vibra que pensé que me iban a dar las instalaciones del TEC, no sirvieron da nada. Pero ni modo, ahí le seguimos.




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