jueves, 12 de mayo de 2022

983. Jueves, 12 de 05 de 2022.

 Regreso. Después de muchos meses. No me alcanzó para describir el año nuevo, ni la rosca de reyes ni la Candelaria y sus tamalitos.

Hay historias que contar. Todavía más son los pendientes y los compromisos que no he cumplido. Hoy por ejemplo, sufrí para ir al banco y encontrar una cantidad de billetes de veinte pesos, y no encontré monedas de diez. Me sorprende que tenemos la Casa de Moneda a tan sólo tres horas en carretera. 

Hay muchos cambios en nuestra sociedad, nuestra forma de vivir. Soy espectador ocasional de una guerra inimaginable en Europa. Parece que Ucrania no se va a dejar vencer tan fácil. Pero también puede ser que tenga que ceder su territorio oriental a Rusia. La inflación, fenómeno que se creía desterrado, igual que la guerra o la viruela, ha regresado para confirmar que la economía no es una historia lineal, sino de ciclos. Pienso también en mi mala leche, mi envidia, mis sueños que no se terminan de cumplir.

Tengo que esperar, pero esperar a la buena, tal vez leyendo una novela policiaca de Federico Silva, o encontrando una nueva afición. HBO Max no termina de gustarme, y no me voy a arriesgar con Netflix, pues ya no sé si tengo tiempo, o no me doy tiempo. 

Un día a la vez, y esperar la noche, pues a esta hora hace un calor y un solo insoportables. A que anochezca para traer el tocino y el queso rayado.

Gracias, otra vez.

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