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Casi he dejado de escribir reflexiones. Hoy lo hago por una necesidad donde puede estar en riesgo mi presente mismo. ¿Y quién no quisiera, a veces, cambiarlo? Salir de la ciudad donde está, ir por un buen empleo, estar en un ambiente mejor. No lo logré. Mi última oportunidad estaba en formar parte de otro consejo consultivo, en materia de gobierno abierto. Cumplí con todos los requisitos y me esmeré en presentar un buen expediente.
Para el viernes 11 de abril ya no hubo respuesta del ente en cuestión. Todavía el sábado tenía alguna esperanza. Hoy estamos, o más bien ellos lo están, en una semana completa de descanso. Lo cierto es que no hubo nada para mí, otra vez, esta vez.
Se me va a quedar tatuada la frase de Nancy, que me dijo por teléfono varias veces: "lo único que tenemos seguros es la nada". Lo único seguro es terminar sin nada. Es la única certeza. Lo demás, será un regalo.
También estoy en medio de una lucha personal. Necesito ganar esta vez, porque si pierdo, todo, y lo digo, todo, se irá rápido.
Queda constancia. Un día triste, de derrotas, fracasos y rechazos otra vez. ¿Por qué no habría yo de ser igual de mezquino y egoísta que mis interlocutores?