lunes, 30 de julio de 2018

769. Lunes 30 de julio 2018.

769.
Ayer por la tarde escuché Rapsodia Bohemia de Queen. El recuerdo me llevó a 1991, día y mes no recuerdo, lo que sí que fue un sábado en la tarde. Estoy en la papelería de mi madre, viendo la pequeña televisión en blanco y negro. En el canal 5 de Televisa, el XHGC, me entero que Freddie Mercury ha muerto. Todavía no sé mucho de él. Entonces, a la edad de 14 años, vi, casi completo el programa especial en honor a Queen. Videos musicales fragmentos de los conciertos en el estadio de Wembley en 1985 y 1986, y largas reseñas de una magistral voz, que debió haber salido de la adelantada a su tiempo,  estación de radio WFM ¿todavía existe?
El especial del canal 5 debió haber terminado como a eso de las 9 de la noche. Al cerrar la papelería, nunca antes de las 8 y media, no creo haber seguido viendo el programa. En lugar de eso, a cenar entomatadas con queso blanco, gorditas de maíz, o tacos de tortilla de harina con deshebrada. Luego de cenar, a ver algo más en la televisión a colores, ya no lo mismo. La papelería había cerrado.
Lo que sí es que fue el momento en que conocí la maravillosa música y el genial carisma del cantante. Confieso que lo confundí con mexicano, es que debía serlo. No. Era de origen parsi, yo les digo hindúes.
El otro gran brinco de mi encuentro con Queen, fue hacia 1998, cuando vi en el joven canal MTV el video "You don't fool me", del disco Made in Heaven, de 1996. Yo entonces tenía ya 21 años, y estudiaba en Monterrey, en el TEC. Mi vida cambió muchísimo, de la placidez de la casa, la estabilidad de una papelería muy bonita y ordenada, que no dejaba mucho dinero pero se sostenía bien, y se recapitalizaba, a días de incertidumbre, dificultad en mis estudios, y muchas noches sin cenar nada.
Creo que de alguna manera estoy atorado en 1998. Pensando en que tienen que llegar días mejores para mí, en lo laboral y lo económico. En ese año terrible, la voz no me sonó igual. De hecho creí que se trataba de un vocalista sustituto. El video, lleno de jóvenes anoréxicos e indefinidos sexualmente, en playeras de cuello redondo  y vuelve el terror de la conformidad. Ya no veo las multitudes de Wembley, ni la energía de un vocalista inglés-parsi-hindú, que parece mexicano.
En realidad escuché otra voz porque para el momento en que graba esta última canción, la enfermedad ya se evidenciaba.
Estoy atorado en 1998. Pienso en la película que viene. En las malditas noches de 2018, donde tampoco ceno nada, donde ese mito que es la inseguridad, no deja salir a buscar, aunque sea unos sopes de frijoles negros con queso. Para olvidar que después de tantos años, todavía no sé mucho del Sr. Mercury.

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