martes, 28 de marzo de 2017

524. Naturaleza del error.

Debe cambiar mi corazón. Debo cambiar yo, como un todo. Dejar atrás lo que hay que olvidar. A veces creo que el enemigo más grande soy yo. Es que he visto muchas cosas, que mucha gente, si no la mayoría, no ha visto, ni verá jamás. He leído textos, libros, folletos, póster de propaganda política, que pocos imaginan o sospechan. He conocido ciudades, tenido experiencias, he ampliado mi horizonte. La jornada empezó, lo digo sin certeza, en Austin, en la biblioteca de estudios latinoamericanos más grande del mundo, creo que su nombre es Benson Library. El primer libro con que empecé el trayecto fue "El Naranjo" de Carlos Fuentes. Nunca había leído con tanto interés algo así. Siguió "Constancia", del mismo autor. Fueron las medias tarde de domingo más alucinantes. Siguieron el cine, historietas, pasquines. Me he aferrado a tesoros invaluables como lápices, plumas bic en color azul brillante. Me he llenado de rincones de mi ciudad. El sosiego, y a veces el tormento, de una periquera y una barra. Mucho mejor una mesa de lámina con dos tostadas de ceviche, cebiche, frente a mí. En la otra esquina de la siguiente cuadra, una tiendita que se llamó "Natura" donde he palpado y comprado las mejores barritas marinela de fresa, los mejores tostachos barcel, el más frío néctar de Jumex, tesoros de una mochila Jansport, redescubiertos en el sillón frente al televisor.
¿Por qué, entonces, no he alcanzado mis logros? ¿Qué me falta?

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