viernes, 24 de febrero de 2017

500. En la quinientos. Nada qué celebrar.

A lo mejor llevo más, pero es que borré varias, por su acidez, su tristeza o los arrebatos de la prosa, al fin y al cabo por insatisfacción con el resultado final.

Valga una reflexión ¿qué hacer para ser mejor? por mientras, no deje de escribir. ¿A dónde vamos, a dónde? Oportuna pregunta que escribí una vez en un pedazo de papel y la detuve debajo del vidrio, al lado del buró. Al poco tiempo rompí la nota. Vienen los deseos, cierro los ojos y trato de evadirlos. Otro libro que tardaré en leer. Ya no. Hay que aguantar, que todo puede esperar. Cuidado con lo que desea.
Hoy leí una muy bonita historia sobre un ex futbolista de segunda división, hoy atleta de triple salto (noveno lugar en las Olimpiadas de Río, nada mal) de nombre Alberto Álvarez. Inspira y sorprende que a veces las circunstancias dictan el porvenir, claro que no siempre, y claro que no siempre hay talento o dones como en el caso del deportista pero ¿si los hubiera, cómo hacerle para no pasarlos por alto? Valga preguntar. Éxito en Tokyo, mi estimado Alberto, y gracias por darme algo para pensar.

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