viernes, 9 de septiembre de 2016

Noticias.

No encontré un pasaje que alguna vez leí, con relación a las elecciones federales de México en 1994. Más o menos decía, que en ese entonces, por primera vez nuestro país organizaba comicios con apego a estándares internacionales. El recuerdo se hace más vago, cuando trato de recordar los estándares, que puede ser un padrón electoral confiable, el uso de tinta indeleble en el pulgar de quienes votaron para impedir el doble sufragio, urnas transparentes, la presencia de observadores nacionales y visitantes extranjeros, el sorteo de los funcionarios de casilla, tal vez el uso de una credencial para votar con fotografía, aunque este último instrumento fue más bien de origen doméstico, demanda de un partido político en el andamiaje electoral que por fin se materializó en el 94.
Busqué en "México: Un paso difícil a la modernidad", de Salinas, y en "La Mecánica del Cambio Político en México", de Woldenberg, Becerra y Salazar. No encontré el párrafo. Lo más parecido a lo que buscaba fue que el gobierno solicitó el apoyo de Naciones Unidas, sobre todo en lo relacionado con la evaluación del sistema electoral y en el apoyo a observadores y visitantes extranjeros. No hubo nada más. Y no queda más que seguir buscando.

Pasos.
Vienen algunos trabajos profesionales y de mi sueño académico. Lo anterior activa inquietudes ¿hacia dónde ir? A veces sueño por conocer más, ver más. El cine que tanto comentan en Almas Oscuras. A veces replantear mis lecturas. Tal vez imaginar mi futuro laboral. Dejar de lamentar un pasado donde no perduraron las amistades, donde la memoria del otro no funcionó para recordarme a mí. Sí duele la soledad, el abandono franco de parte del prójimo. Pero a caminar, ni modo.
Gracias.

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