sábado, 6 de febrero de 2016

Legados.

Largo el camino hacia mi redención personal. Tendré que leer muchas veces a Russell L. Ackoff, la biografía de Lee Iacocca (la tenía y la regalé, y pues...). Pero ya me lo dijo uno de mis maestros, tienes que ver mucho, más que leer mucho, aunque esto último no me hará daño. Mis obsesiones personales se suplen una y otra vez y a veces da miedo. Espero, para tener un rato para contemplar.
 
Imágenes.
 
Anoche vi en Azteca Trece un largo tramo de un reportaje-documental sobre Maquío, el ingeniero Manuel Jesús Clouthier, distinguido alumno del TEC, él sí. Testimonios de Luis Felipe Bravo Mena, Jesús González Schmall, Vicente Fox. Faltaron Emilio Goicochea Luna y Francisco Barrio. Dos cosas que me sorprendieron. Primero la voz y el discurso de un hombre auténtico, muy preparado, y sobre todo convencido. La segunda las multitudes que llenaban plazas y calles para recibirlo, verlo, y también por qué no, para oponerse y protestar contra un gobierno corrupto, ineficaz y antidemocrático. Las imágenes y los discursos de José López Portillo, el criollo que se sentía noble español gobernando un feudo, y los errores en política económica. Un diminuto Carlos Salinas en campaña, trepado en combis sin techo y bajando y subiendo de autobuses Dina (quién lo viera después en camionetas Mercedes Benz), y un inexistente Miguel de la Madrid, cómo si no hubiera hecho daño.
Lo que sí recuerdo es la cobertura de Televisa y Jacobo en la campaña electoral de 1988. La semiótica y la consigna. Ridiculizar a Rosario Ibarra. Minimizar a Cuauhtémoc Cárdenas. Cobertura cuasitotal y preferencial a Salinas.
 
Una vez, a mi corta edad, vi a Maquío en una nota de Jacobo. Sentado detrás de una mesa de lámina, bajo el techo de un pobre local, el close up a su barba, su camisa desabotonada, y la voz en off del anchor man de la televisora narrando alguna visita a un pequeño pueblo del sur. Y nada, nunca, nada, de las multitudes y los discursos apasionados, auténticos y convencidos del candidato del PAN, en ciudades como Juárez, San Luis Potosí, Guadalajara, Zapopan, León o Mérida, donde ganó el sinaloense aguerrido y harto, pero también inteligente, propositivo, carismático, con fe en sí mismo y en un futuro sin mentiras y sin raterías.
 
Algún día espero ver una película sobre la vida, la trayectoria y la campaña política, en cobertura total, de Manuel J. Clouthier. Y va mi deseo de que lo interprete el gran actor Jesús Ochoa.
 
Y espero que por estas palabras nadie me tache de panista. A mí, que me tachen de honesto, trabajador, serio, responsable, íntegro y sobre todo, competente y competitivo en mi humilde área de conocimiento.
 
 

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