miércoles, 10 de febrero de 2016

Uno más.

Para Fernando Belaunzarán, con aprecio.

Me dolió lo de ayer, pero fue necesario, una suerte de catarsis personal. Luego de una fuerte y obligada afirmación con una persona muy cercana a mí, que me explicó sobre rutinas que hay que seguir en la profesión, decidí llevar un expediente de muchas hojas con el solicitante, y rechazarlo de plano.
Regresando a las rutinas que hay que seguir, una de ellas es la del anticipo y la cantidad que se va a cobrar. Distracciones que lo explican evitaron tratarlo antes, cuando ya había pasado bastante tiempo. Es eso, el paso del tiempo, lo que complica mucho las cosas.
En una ocasión no pedí anticipo y pasó un año, sí, un año para que el cliente regresara, con una frescura sin igual.
 
La lección tendrá que servirme, pues ya no se puede seguir así, menos en un entorno donde como que no se ve mucho interés de la gente que requiere los servicios. Entonces eso tendré que ponerlo yo. La ley de si no hay anticipo aumenta la probabilidad, de manera exponencial, de que lo dejen colgado a uno, aplica aquí, y siempre.
Entonces ya quedamos, por el bien de la profesión, porque si no lo arreglamos nosotros entonces ¿quién? y está en juego la viabilidad del sistema, por falta de recursos.
Gracias.

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