jueves, 1 de febrero de 2024

1,004. Jueves 1 de febrero de 2024.

 1,004.

Paradigmas.

La innovación empresarial está basada en romperlos. Pasar del libro de papel al digital, del VHS al DVD a la nube, de los átomos a los bytes. Lo demás, lo no empresarial, también está lleno de paradigmas. Parece difícil pero podrá suceder que la gasolina quede atrás. El Medio Oriente se está llenando de estadios de fútbol, aerolíneas y edificios célebres que ver. ¿La economía del petróleo va cediendo su lugar a la del turismo? Todavía no, pero sin duda es la intención. 
De igual manera, cuando creemos que las instituciones son inamovibles, Constitución, Sistema de Partidos, División de Poderes, formas de participación, nos equivocamos. Sistemas de intercambio, consensos sociales o formas de aprender y trabajar, de relacionarnos con nuestros pares o a quienes les hemos confiado o no, nuestra seguridad, impuestos y administración de lo público.
Me llama la atención que hoy los políticos, los líderes, en general, ya no caminan. Aquellas jornadas de personajes como Echeverría, Salinas, en desfiles obreros, viajes más allá de la Ciudad de México recorriendo pueblos y ciudades, siempre a pie, que igual lo hicieron en su momento y atendiendo a su lugar en la historia, Mao (La Larga Marcha, 1934-35), Martin Luther King (Marcha por el Trabajo y la Libertad, 1963), o Gandhi, en su Marcha de la Sal entre marzo y abril de 1930, que empezó con él mismo, saliendo de su casa, rumbo al mar, 300 kilómetros más allá, y terminó con millones, caminando con el líder, a la costa del Océano Índico, a producir sal recogiendo agua de mar en cuencos y dejándola evaporar, actividad prohibida por el monopolio que sobre este mineral tenía la Metrópoli.
Se camina entonces, para algo. Antes de que los políticos dejaran de caminar, sus recorridos eran escenografía para el vídeo o las fotos. Del Ángel al Zócalo al Templete, unos y otros.
Hoy nadie volvió a caminar, a recorrer una banqueta, una plaza o un malecón. El paradigma ha terminado, en medio de la inseguridad, la incertidumbre o la apatía ¿Será que ya se logró todo? ¿Ya se alcanzaron los derechos que no se tenían? ¿Las telecomunicaciones hacen inútil sinsentido el acto del traslado a pie?
Recuerdo el camino de Santiago, que va de los Pirineos a la Iglesia del Apóstol y que conocí en el libro de Coelho,  que narra 900 kilómetros de encuentros, miedos, alegrías y redenciones. También otra novela "The Long Walk" la primera escrita por Stephen King, antes sí, antes de Carrie, pero séptima publicada, que narra la ruta desde la frontera con Canadá hasta un lugar, para variar en el gran autor, en la Costa Este de Estados Unidos, en una competencia de caminantes, en un mundo totalitario y distópico, donde no se lucha por la libertad sino por fama, fortuna y la admiración de los demás que observan  a la orilla de calles o carreteras.
Pero hoy los políticos no caminan. Por miedo, desidia o porque esta actividad se ha vuelto inútil quizá. ¿Para qué si ya todo, absolutamente todo, lo podemos ver en nuestra pantalla? Si podemos hablar con cualquiera sin necesidad de salir a verlo, porque caminar es peligroso, a cualquier hora, porque nos desaparecen, nos matan, acosan a las mujeres, nos hostigan, nos contradicen. Porque por fortuna ya hay Uber Eats, Rappi y demás que caminen por nosotros, que no somos líderes ni políticos ni activistas.
Otro paradigma más derrotado. Los políticos ya no caminan ¿será que ya todo lo hemos logrado?

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