viernes, 25 de septiembre de 2020

961. Viernes 25 de septiembre, 2020.

 961.

Momentos de genialidad.

De Gilberto Vázquez López. Si me hubiera decidido por estudiar una maestría en crítica y teoría de la arquitectura, en los años de gloria de la Universidad Virtual del Tecnológico de Monterrey, en lugar de una maestría presencial en Sistemas de Calidad y Productividad, nunca hubiera conocido una persona tan lúcida en su conocimiento de la filosofía clásica y moderna, del gnosticismo, el cine de Almodóvar y tal vez nunca hubiera cambiado mi percepción sobre lo que es la administración por calidad total para los japoneses ¿y qué es? nada del otro mundo. Su gran momento, o varios, porque varias veces repitió la misma gran idea. El mensaje de la novela Frankestein (1818) de Mary Shelley. Crea un monstruo, e irremediablemente el monstruo se va a volver contra ti. ¿Quién puede ser el monstruo? un líder sindical, una institución, una persona, una empresa, el banco central de algún gran país ¿un gobernante? Sin duda, ése es el gran mensaje. Olvide usted el avance de la tecnología, la bioética, el ambiente gótico, la grandeza humana. No. 

De mi hermana, Tere. Sobre El Señor de las Moscas de William Golding (1954). La película la vi primero en el cine, con ella, otra de mis hermanas y mi padre. La volví a ver, esta vez sin mucho interés y con mucho sueño, en VHS, rentada en el Blockbuster que estaba no exactamente enfrente del Tec de Monterrey, sino de un gran y lujoso edificio donde primero estuvieron el restaurante Vips y otros negocios, y donde hoy están algunas de las oficinas de la gran Universidad Tec Milenio. Y fue en esa ocasión, a punto de cerrar los ojos en el sillón monoplaza donde siempre me tocaba sentarme, Tere en el de tres plazas y mi otra hermana en el de dos plazas, en formación de arco frente al televisor de ese sábado en la noche, no de fiesta en casa de algún compañero de aulas, mucho menos de antro de moda de la Zona de Centrito Valle, sino de renta de películas o programación de Multimedios (la gran cadena de comunicación de Monterrey). Fue cuando yo hablé de la tradición de exploración del Imperio Británico,  sin saber nada de esa tradición, también de metáforas como las del jabalí, por último un balbuceo quizá, de la pérdida de la inocencia de los niños de la película, que  en algún momento dado se dio y fue cuando ella me dijo no. El mensaje de El Señor de las Moscas, es que, es parte de la naturaleza humana, que siempre existan dos grupos opuestos en un primer gran grupo. Liberales y Conservadores, Centralistas y Federalistas, Esclavistas y Abolicionistas, Izquierdas y Derechas, Comunistas y Capitalistas, Republicanos y Monárquicos. Y antes de dormir un rato, en ese sillón, de esa sala que fue un esfuerzo económico enorme de parte de mi madre cuando nos mandaron a estudiar al Tec de Monterrey, me quedé sorprendido y le di la razón.

Gracias. Y a Gilberto, donde quiera que estés. 

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