martes, 17 de mayo de 2016

La derrota de la información. (Me disculpo pues).

Impera el miedo. A veces, lo confieso, gana la descortesía, la agresión, y no sé si sea por lo mismo, o un costo más de la democracia, creo que por esto último. 

El respeto a los demás, las calles limpias y el sublime silencio parecen ser atributos de una dictadura militar. Digo que parecen y sé que la Democracia puede dar mucho más. 

Temprano en la mañana, un sujeto desconocido, manejando un impecable Dodge 400 coupé de unos 30 años de antigüedad (aquí le conocían como Dart K o Chrysler Magnum) no me dio el paso en la calle. Al contrario, aceleró el suyo propio para "machucarme", como se dice en la Real Academia.
Aflora la mala leche, el afán de destruir, y la ausencia de educación. 
Durante todo el día sentí rencor, mal aliado en la vida, pero ya pasó. Otro aprendizaje más, lo mejor es ignorar cosas así. Pero nunca una hermosa obra de arte como la que conducía ese señor que nunca había visto.

Esperando que a tan bello medio de transporte no le pase nada, y que el fulano ése se estrelle contra un hule espuma.
En fin.

¿De dónde viene tanta violencia hacia el otro? 




Puede ser la sobrepoblación, la pérdida de la esperanza, la falta de cultivo de los valores en las escuelas. La escasez (pero si hoy hay más obesidad y más celulares que nunca, entonces no entiendo nada).

Logros.

Por fin he terminado con un pequeño cometido. Ya me siento mucho mejor. 
Las obsesiones continúan, es el problema. 




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