Ya he dicho que en mi ciudad el comercio cierra los martes, costumbre antediluviana. De paso comento que los domingos es el día de tianguis, cuando los vendedores de lugares cercanos llegan a instalarse y ofrecer sus productos, como flores, tamalitos de frijol, lomo de puerco y quién sabe qué ingredientes más, artesanías nada económicas, nopalitos, mazorcas, y a veces, una gran variedad de Cd's y Dvd's presuntamente piratas. Bonitos y vivos los domingos aquí en Ciudad Valles.
Pero ayer fue martes, el día, o el medio día, en que el comercio cierra. Fui a hacer un pago a un proveedor del negocio de mis padres, luego un pago propio de mi número de Telcel, regreso a comer, a descansar porque se vale, y en el canal Sony la película Clueless de Alicia Silverstone, Paul Rudd, Brittany Murphy y la diosa Stacey Dash. Faldas escocesas, celulares, música ska en todo su esplendor, sutiles referencias a la película Espartaco, un libro de Burroughs, caminos que no llevarían a ningún lado a Cher Horowitz en su relación con el impecable joven Christian, y apenas ayer, apenas, después de haberla visto un millón de veces, referencias al consumo de drogas, sí, aunque usted no lo crea y sumo una decepción más a mi lista, y veo que no he perdido del todo mi inocencia, lo cual es preocupante en estos días y tendré que irme con cuidado.
Vuelta a otro banco a hacer otro trámite más. Mi primera impresión, chicas muy guapas vestidas de azul marino. A eso de las cuatro de la tarde, a enclaustrarme y trabajar un poco en otros asuntos.
Como a eso de las 7, recibí una visita de Román, pues me trajo a firmar unos planos no arquitectónicos, sino urbanos. Platicamos y se despidió menos de cinco minutos después.
Historias de la realidad alternativa.
Próximamente, gracias.
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