viernes, 7 de septiembre de 2018

784. Setecientos ochenta y cuatro.

784. Viernes 7 de septiembre de 2018.
Gracias por permitirme estar de vuelta. 
Anoche llovió un poco en Ciudad Valles. Por eso mismo, el calor no cede. Para acabarla, las ventas se han visto reducidas a niveles que no había visto en años. De repente no queda más que esperar. En el periódico encuentro notas sobre incendios forestales en California. Un crimen en una colonia al norte de la ciudad, a la que se accede por una calle de nombre Frontera. Sobre esa misma calle esta el Instituto Motolinía, donde pasé mis breves años de secundaria y prepa. Aunque en esos días nunca se supo de ejecuciones sumarias. Yo mismo he cambiado con los años. Las cenas abundantes y ricas, pero diré que humildes, que noche a noche compartía con mis padres en la comodidad del antecomedor circular, pareciera que de un día para otro, se acabaron. Ni entomatadas, enfrijoladas o quesadillas con salsa verde, o un bolillo entero con frijoles refritos y pico de gallo. Nada de eso se volvió a ver. ¿Qué lo causó? Sería un incidente más, atribuible al cambio climático, o la sobrepoblación.
El deterioro de la forma urbana me sorprende. Hay muchos árboles sí, y muchos más autos nuevos que los que contemplaba en mis años del Motolinía. Hay más ciudad, pero no mejor. ¿Tendremos mejores ciudades en la medida que tengamos mejores liderazgos? El Barrio Antiguo en los años de Salinas de Gortari, se volvió un referente nacional. La misma Ciudad Valles, bajo el mando, tanto político como económico, de los hermanos Alfonso y Antonio, se fue modificando, esperanzando, si me permite la combinación de palabras y apellidos. Contenedores de basura y camiones recolectores impecables y no nada más eso, sino eficientes. Pintura. Limpieza. Una estación de radio moderna y llena de mensajes optimistas y voces con autoridad. Nuevos negocios en los tiempos de los grandes hermanos: bancos, locales comerciales, franquicias. Banpaís, Autopark, Tacorock, hoy son nombres legado. Pero parecía que la ciudad estaba un poquito mejor.
¿Cómo renovar o mejorar la forma urbana en un tiempo de violencia, resentimiento, sobrepoblación y al servicio de muchos más automóviles que ocupan el mismo espacio?  Hoy más que nunca faltan palmeras, luz, orden y más estacionamientos. O un mejor transporte público. O un Salinas de Gortari - Antonio - Alfonso urbanista, líder, y creativo de la ciudad. Los OXXOS han dejado de salvar la forma urbana, y qué pena da.
Si no se hace pronto, la violencia escala. Más liderazgo, urge.
Espero la lluvia, y un día, volver a cenar algo, aunque sea humilde, pero rico, abundante y en paz.

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