Debe empezar a tener forma el compilado de mis historias, personales y literarias, obra que tengo que escribir y publicar de aquí a un año, a lo mucho.
Este sábado levanta algunas sospechas.
No veo por ningún lado la retransmisión, ininterrumpida desde 1995 al menos, de Red Heat, con Schwarzenegger y Jim Belushi, un sabroso paseo por lo más sórdido de la ciudad norteamericana moderna. En su lugar, vi los últimos trazos de Karate Kid, pero no el de 1987, sino la mala versión de 2010, con Jaden Smith y Jackie Chan. ¿Cuáles son las opciones? El Libro de los Secretos. Pudo haber estado mucho mejor, y dura muy poco para mi gusto. Inverosímiles los peinados de salón de Mila Kunis, la vieja de Kutcher, y Jennifer Beals, la vieja de The L Word. No, gracias.
Luego me encuentro con Las Visitaciones del diablo, de Enrique Lizaldi, y me acuerdo de Jorge Viramontes. Tal vez, pero no. Le sigo y entonces me encuentro con J. K. Simmons y su gemelo, uno sentado frente al otro. Siento una mezcla de miedo, asombro y paso bien rápido al aburrimiento. Tal vez algún día me sumerja en esa serie de Ciencia Ficción y Física Cuántica llamada Counterpart, pero hoy no será.
Doy otra vuelta y en el canal A&E están transmitiendo Pulp Fiction, la obra cumbre de Tarantino, para más mal que bien, porque nunca se superó a sí mismo después de esto. Tampoco se me antoja.
Y en Cinecanal otra vez Jack Reacher: sin regreso. Las sospechas sobre este sábado se confirman. Hay que ir a dormir, pero en chinga, porque el tiempo se va.
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