Bueno, es que cuando eres arquitecto, el tiempo dura menos.
Veo que mi dimensión de las cosas está, por decir lo menos, distorsionada. Quise encontrar algunos artículos de un intelectual y periodista, al menos de 1994 hacia atrás, sin éxito. Y entonces me pienso en esos días de mucho sueño y mayor confusión.
Hoy veo la ciudad mucho más chica, y desde ese entonces, ha crecido al menos al doble, aunque los íconos, los edificios emblema, han cambiado poco, el color de las fachadas, los rótulos y los autos estacionados. No sé bien los cómos.
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