De repente se me antojó comprar una lata de frijoles bayos en Arteli. Crecí con ellos en Monterrey. Uno de los gratos recuerdos entre tantas amargas experiencias, y los "hubieras", que duelen feo.
Mis capacidades no están al límite, el tiempo sí y tendré que cuidarlo. Ilusiones de paisajes urbanos y edificios, paseos en carretera que se vuelven largos. Tendremos que volver.
Próximamente.
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