viernes, 8 de julio de 2016

Viernes.

Me siento indefenso ante el futuro. Horas de sueño, distracción, motivaciones, siento que algo falta. Esta semana en Ciudad Valles será para recordar como una de las más soporíferas, insalubres, calurosas, pues. Nada, ni litros y litros de agua helada, coca cola (así me regañe mi buen amigo Paco), o limonada, palian el sopor, la debilidad, que no sé si comparto con los otros. Algo falta en mí, para estar al cien por ciento. No me puedo rajar, no puedo echarme para atrás. Seguiremos adelante, ni modo. Ganas de ir a Monterrey, sentarme en alguna silla del CEDES, recordar. Sé que no puedo. Sé que no iré a Sanborns, a Cinépolis, a Galerías. Sé que ahorita no hay chance de Burger King o de Dunkin Donuts. Ya se podrá.
 
Para saber.
 
Por fin pasa algo (no lo celebro) donde el Islam, religión de Amor y Paz, no tiene la culpa. El atentado en Dallas del día de hoy ha activado, sin remedio, sinapsis, recuerdos, imaginaciones pues no conozco mucho del tema. En algún momento la gente en este país saqueó, destruyó, mató, y cometió las crueldades más atroces, en nombre de Cristo Rey. Otra ocasión en que el Islam, religión de Amor y Paz, no ha tenido tampoco la culpa.
Los culpables ¿serán tres?, ¿la incomprensión hacia el otro, la falta de comunicación, las injusticias? Esto lo pregunto.
Y esto lo afirmo.
Ni siquiera el fundamentalismo, ni siquiera las imágenes o las palabras, los estandartes, banderas, pendones, o llamados en forma de campanas o de cantos, ésos jamás serán culpables. Son accesorios, pretextos.
Comprensión, comunicación, y justicia, que en ningún puto lado veo. Y así será y así habrá más Dallas, más Los Ángeles.
No diré que habrá más Tijuanas, más Guerreros o más Oaxacas, pues ya lo dijo el licenciado Calentón desde la comodidad de su corporativo. México es una país bueno, honesto y aquí no pasa nada. Y además a ¿a usted qué le afecta lo que pasa allá, muchacho, si usted ni conoce Laredo-Texas?

Ándele, apúrele y vaya al Super Siete por mi Slurpee doble porque tengo mucho trabajo y aprenda a apreciar a su país, no que los gringos, esos hijos de la chingada, esos sí andan mal.
El chico escucha, sale al golpe de calor, a la avenida desolada en viernes, a buscar una imagen, tal vez mercantil, un templo más  de las bebidas heladas, los hot dogs y esnacks ¿catedral o paraíso?
Irá por un slurpee doble para el Jefe Supremo, tal vez unas galletas y un gatorade de contrabando, para aguantar el resto de la tarde quieta, dilatada.
Y que conste que ahora ni he hablado ni del TEC ni de la UNI, ¿eh?
 
Gracias.

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