jueves, 2 de junio de 2016

En busca de la transformación.

Para actuar con claridad, debe pensar con claridad.

¿A eso contribuye la música de Banda, o la música de Norah Jones?
¿Un sistema educativo que promueve la buena literatura y los clásicos, o uno que promueve las trampas, la política y las ideologías?
¿A eso contribuye una televisión con pobreza de contenidos, mentiras en la información de la realidad, apología de la violencia, o una televisión que difunda el cine de Fellini, Kurosawa, Buñuel? ¿Una televisión donde se vuelva a ver Para Gente Grande, del señor Rocha, o los kilométricos pero intensos e inteligentes, a la vez austeros, programas de Octavio Paz? ¿En ellos la forma era fondo?
¿A eso contribuyen religiones que difunden el temor a Dios, la división de clases y grupos sociales y económicos, véase Opus, Legiones o Compañías? ¿O religiones que promueven el Amor y la Paz, la Atención, la compasión, la armonía integral con el medio y con el ser? ¿Cuál relación con eso que llamamos Dios promueve un pensamiento claro, ergo, un actuar claro? ¿Se da en gobiernos corruptos y opacos, o en gobiernos participativos, honestos, austeros? ¿Será la educación, la religión, la música, los gobiernos, un ambiente de paz, respeto a la Autoridad, y a la decisión de los gobernados, sobre todo en las elecciones, lo que tenga algo que ver con esas condiciones que deben darse, para pensar claro, and after that, actuar con claridad.

Lo pregunto por el reciente tiroteo en la Universidad de California en Los Ángeles. También lo pienso por el horrendo papel de la nefasta Organización de Estados Americanos, que promueve el odio hacia una nación digna y libre como Venezuela.
Viene a cuenta por lo que estoy viendo en México, donde el dueño de un equipo de fútbol amenaza a la gente con llevárselo a otro lugar, si el PRI pierde las elecciones, igualito que cuando amenazaban a la gente con quitarles el PROGRESA si no votaban por Labastida en el 2000.
Será acaso que un pensamiento claro, precede a un actuar claro, sensato.

Pues no sé, pero por lo que veo últimamente, igual y hace falta un cambio en la televisión, los gobiernos, la religión, la cultura, la sociedad.
Igual y no, y baste conque me imagine en el Corporativo de Monterrey o San Pedro, al fin es lo mismo, S.A. de C.V., (urge la imaginación porque estoy desempleado). En los pasillos me encuentro al licenciado Calentón, jefe supremo del corporativo, temprano en la mañanita y sin pedirlo ni requerirlo me dice que aquí en México no pasa nada, que somos un país decente y tranquilo, viera cómo está el mundo, los gringos, los incendios forestales en Canadá, la puta guerra en Siria y la chingada, allá sí andan mal,  pero como Usted ni conoce Laredo Texas ¿qué le preocupa? Ándele, vaya a Starbucks aquí enfrente y tráigame un cafecito porque tengo mucho qué hacer.
Yo salgo a la calle, me golpea el sol en la planicie urbana sin árboles, algunos bloques de vidrio y acero, espectaculares multicolores, y autos de lujo que compiten con destartalados camiones urbanos. Cruzo la calle y escucho alguna pieza de banda, sinaloense quizá, a lo lejos.

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