sábado, 30 de enero de 2016

Luz, más luz.

Acapulco Shore de MTV es la celebración de la vida, la juventud, la heterosexualidad, la armonía y la arquitectura. Es un programa de televisión pero también es la suma de anhelos y es la esencia de un momento de la vida de un país que se niega a tener miedo y que conjura, a través de la imagen y la palabra, el constante mejoramiento de la realidad. Brenda, la diosa de nuestros días, se transmuta de Señorita Tamaulipas a ente ultraterreno de la belleza, con la misma esencia meta angelical,  pero no al nivel de la única Divina, y al mismo tiempo divina intercesora Lindsay Lohan.
 
La intranquilidad.
 
Una actividad más en mi sueño académico. No he recibido dos calificaciones, empiezo a ver, que no estudiar el último tema del curso. Siento ansiedad, pero también algún nivel de satisfacción y de igual forma, expectativa.
Hoy recordé. Mi memoria fue a dar a ese lugar donde están mis tormentos, mis años en el Tecnológico de Monterrey. Los sábados eran esos días que duraban una eternidad, pero que cuando anochecía parecían ser, casi siempre, un mal sueño. Una y otra vez, lo mismo cada sábado. Los domingos igual y eran lo mismo, pero los sábados dolían más. Era pensar en el negocio de mis padres, en el cine al que no se podía ir, en un libro que no se podía volver a tocar, en el súper que no podía comprar, y todo por los deberes escolares. A lo lejos escucho la canción de Intocable (¿Quiénes son ésos? Virus del Chico Tec) que dice y repite ¿Y todo para qué? Y dan ganas de mentar madres, pero no hay nadie a mi alrededor.
 
Gracias.
 
 
 

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