¿Tienen miedo a que alguien les diga algo? ¿En qué momento se aburguesó el mexicano?
Un hombre de mediana edad en playera de manga corta y pantalón de mezclilla. Usa un reloj Casio (otros dirán yo ni reloj tengo). Empuja su carrito del súper. Lo único que se alcanza a distinguir bien es un paquete con refrescos, supongo que de la marca Pepsi, más baratos siempre que los de su competencia Coca Cola. ¿A qué se dedica este hombre, tal vez distinguido, aunque su ropa sea demasiado informal? ¿Tal vez es un carpintero? ¿Electricista? ¿Auxiliar en alguna oficina de contabilidad o consultoría fiscal? ¿Profesor de primaria? ¿Conductor de Uber? ¿Vendedor de elotes aunque les duela a los señoritos del INE?
Todas las anteriores ocupaciones honestas y dignas.
No. Ninguna de las anteriores.
El personaje en cuestión es John Reid Edwards. Fue Senador de los Estados Unidos por Carolina del Norte de 1999 a 2005.
También participó en su país como candidato a vicepresidente en las elecciones de 2004, siendo su compañero de fórmula John Kerry.
Entonces, no, no es empleado de alguna oficina ni dueño de una carpintería. Como diría el buen mexicano, "él no es cualquier persona".
Sin embargo, lo han visto vestido de la peor manera para cualquier político mexicano (ellos siempre muy elegantes, no sueltan la corbata) y mucho peor aún, empujando un carrito de supermercado y enseñando sus compras, que incluyen refrescos (mexicanos ilustres promotores e influencers de la salud y el yoga, que no del empleo por lo que se ve, entrarían en un coma del horror que les causaría ver un envase de Pepsi).
¿Por qué no podemos ver en una escena así a Ricardo Monreal, Alejandro Moreno, Ricardo Anaya o Samuel García? ¿Ellos no saben que es un pantalón de mezclilla? ¿No conocen Wal Mart?
¿Qué significa...Wal Mart, preguntaría el ilustre egresado del Tecnológico de Monterrey?
En serio.
El mexicano de cierto nivel social se ha aburguesado de unos años para acá. Para la nueva burguesía mexicana sería impensable ir a un McDonald's o a un HEB, Wal Mart, o al cine incluso. ¿Por qué? ¿Será que les da miedo a que la chusma horrenda, esa que asola a nuestro país desde la guerra de Independencia, que destruyó haciendas en la Revolución o usó de pretexto la guerra cristera para destruir y humillar a la gente de bien, les diga algo? ¿Tienen miedo a que las hordas de desarrapados, de descalzonados así como los llamó Don Diego de Fernández y Ceballos en 1994 les cierre el paso o les hable?
Mejor es que la oficina de eventos organice un templete, con muchas sillas, mamparas multicolor y pantallas gigantes, con gente entusiasta, bien ensayada, para gritar vivas y porras a nuestros servidores públicos, perdón, salvadores de la patria. Eso sí es estar con la chusma, perdón, con el pueblo sabio.
Ir a un OXXO, a un Wal Mart o al cine sin el saco y la corbata de rigor y al menos diez guardaespaldas entrenados en Israel, sería impensable.
Porque nos pueden decir algo o porque hay que tenerle respeto a la investidura.
¿Será eso o es que ya se aburguesaron? ¿Ya no caminan por la calle? Es que las calles de Nueva York o Los Ángeles sí están pavimentadas, por eso los políticos de allá sí pueden salir tranquilamente.
Y allá no hay de esa chusma destructora, la de la Independencia, la guerra de Reforma, la de la Restauración de la República, la de la Revolución Mexicana, la guerra cristera, la guerrilla urbana de los setentas y los grupos insurgentes de tipo marxista actuales y que buscan instaurar un nuevo régimen en Sinaloa, Sonora, Durango y Zacatecas, que les dicen esa palabra tan fea que empieza con "n". Pero son chusma, también. Ruben Rocha Moya ha dicho con la elocuencia que lo caracteriza "si yo puedo salir a la calle, usted también". La diferencia es que el señorito Rocha sale siempre con un convoy de cincuenta vehículos blindados, tres cinturones de seguridad, y tiene a su capricho, perdón, a su mando y disposición 5 500 hombres armados (incluyendo las policías municipales que están a cargo del Gobernador en el municipio de su estado en que se llegara a encontrar) que integran las fuerzas policiacas de tan bonito lugar del occidente mexicano, que es de todas y todos, eso sí.
Ya diría el buen exgobernador de Chiapas, el lugar donde están los pobres de los pobres: ¡Qué bueno que me mandaron a trabajar a Miami! Mire allá si se puede caminar, porque allá si pavimentan las calles y los caminos, no como en otros lugares tristes ¡Vivan los USA!
Gracias.
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