viernes, 22 de julio de 2016

El imperativo.

Es conocerme a mí mismo, para conocer el universo, para superar los retos actuales, mis deficiencias, mis tropiezos.
Falló lo que pensé que iba a fallar, lo que el miedo me inmovilizó a corregir a pesar de que había tiempo: la letra no era Arial 12. El espaciado era 1.5 y no doble, y nunca pensé que el jurado se iba a fijar en dos detalles así, pero sí se fijan entre miles de trabajos.
No gané nada, pero he ganado. Al menos tres premios en mi prosa, pobre, repetitiva, limitada, sesgada, pero mía, y algo que quiero redimir, trascender y mostrar. No he ganado, ganaré. No se pudo, se podrá pero lo primero es...

Viernes en la noche.

¿El licenciado Calentón revisando la contabilidad electrónica en el corporativo? ¿A esta hora?

Quién sabe, ya es tarde, y a lo mejor es preferible mirar la amplia Avenida desde el encierro, mientras la provisión de botes de nieve de a litro y paletas Magnum rinda en el frigo bar, ¿y no qué iba a bajar la luz? Preferible, sí, a manejar a esta hora. Al fin ya mero amanece, al fin será sábado, y habrá cosas qué ver. Sí.

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