Sobreviví al lunes.
Ayer compré refrescos y Listerine en la farmacia a dos cuadras al oriente, en la esquina de Galeana con Escontría, antes de llegar a nuestro Boulevard.
Deshielé el frigobar, hazaña técnica que requiere de paciencia y esfuerzo.
El saldo de estos dos días no me parece tan infructuoso. Desconfío mucho de la realidad.
Pienso en la urgencia de ir al Campus Tampico. En la trampa de arena en la cual estoy metido. Pienso en colocar un anuncio en el periódico en el que se ofrezcan servicios de arquitectura, con santo y seña de la casa de mis padres. Se despacha únicamente los domingos de 4.00 pm a 7.00 pm y únicamente los martes de 4.00 pm a 7.00 pm. No necesitaría más claridad.
No tengo capacidad económica para gastar en la renta de una oficina, más mobiliario, contratos de internet y luz. Para invertir siempre se necesita un capital inicial que no tengo. Y lo que menos tengo también son clientes que vengan con cierta frecuencia. Pero lo malo es que cuando van a verme, todo se vuelve una espiral de complicaciones.
Habrá alguna manera.
Gracias.
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