sábado, 19 de mayo de 2018

736. Sábado 19 de 05, 2018.

736.
El sábado no tuvo demasiadas complicaciones, porque el clima no fue tan caluroso.
Pensé un rato en Monterrey, donde el clima político está más que enrarecido. Anteriores élites políticas se han desvanecido, al menos están dormidas. Alejandro Lambretón, Natividad González, ni Fernando Canales o Abel Guerra. Hoy los nombres son otros.
Vivo en el hiperrealismo, como en la película El Mil Usos, de Garibay. Trato de adecuar mi realidad personal a mis limitadas lecturas, no por falta de voluntad, sino porque las cosas como se pueden, más que como se quieren. Falta el trabajo. Ni para las tortas, pero debo aguantar, porque de nada sirve desesperar.
Siento gusto por el Pato Zambrano. Debe pasar que en algún momento, el deseo por sí sólo puede más que la realidad. Claro que ese deseo debe implicar asertividad, esfuerzo, y ya no sé, yo creo que no tanto optimismo.
A mí el optimismo no me ha funcionado. Ya dicen que es un mecanismo de sobrevivencia, que sin él ¿qué? la historia mía personal es, y ya nada se puede cambiar.
Aguanto las traiciones de gente que pensé eran mis amigos. Aguanto la mezquindad de personal del Tec de Monterrey que por pura maldad ni con una carta me pudieron apoyar. Aguanto mis propios miedos. Mis odios, que antes de entrar en la espiral de la decepción no perduraban, hoy tienen que ser, por fuerza propia, el motor de, al menos, futuros reclamos con gente que pudiendo, no quiso darme ni el vaso de agua de la esperanza.
Gracias.

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