viernes, 29 de abril de 2016

Esfuerzos y también decepciones.

Sí claro, a veces no sé dónde perderme de la pena que siento, vergüenza pues, que al igual que el odio, creo que es lo único que sobrevive.

Mañana.

Algo tiene que cambiar, pero ya. Ojalá. Seguimos dándole, ni hablar.

Tarde de viernes.

En algún barecito lounge del centrito Valle, el licenciado Calentón, jefe supremo del corporativo, tomándose un frapuchino con la licenciada Jill. Es que ella no quiso un whiscol. En la televisión se entera de las protestas en Francia, de las agresiones a los líderes de la oposición en Venezuela, de los disturbios de los manifestantes anti Trump, de la guerra en Siria, del nuevo escudo antimisiles en Corea del Sur ante las protestas de China y Rusia.

El licenciado Calentón, jefe supremo del corporativo, da otro sorbito a su frapuchino, y mira los ojos coquetos, encendidos, de su acompañante, bajo la luz cálida del barecito lounge, la atmósfera de silencio, algún tintineo de cristal y acero detrás de la barra en penumbras, a la que ella da la espalda.

"Qué mal está el mundo. Lo bueno es que México es un país civilizado y aquí no pasa nada". Hace una seña al mesero, impecablemente vestido, para pedir la cuenta y regresa con la licenciada Jill, que viste una blusa strapless y un collar de perlas, privilegios del viernes casual. "¿Tons qué camioneta vas a querer, mi reina?"

Es el licenciado Calentón, jefe supremo del corporativo "De Monterrey o San Pedro al fin es lo mismo, S.A. de C.V.".

jueves, 28 de abril de 2016

¿Y no sé?


Qué será que tengo que no entiendo por qué me siento feliz hoy. A lo mejor es porque firmé sin mayores dificultades una licencia de construcción en el municipio de Ciudad Valles, y que esos malditos cuatro años que perdí, en parte por mi culpa y en parte a causa de las mafias que han acaparado el trabajo de arquitectura, parece que ya van quedando atrás.

En fin. El calor va dominando la vida en esta ciudad y parece que hay que aguantarse.

La lista.

Materias que he llevado:

-Introducción a la Administración.
-Contabilidad Financiera.
-Métodos cuantitativos para la toma de decisiones.
-Economía.
-Administración de Operaciones.
-Análisis de la información financiera.

Habrá más listas, espero, de títulos de libros. Sí. 
 

martes, 26 de abril de 2016

Súper mal.

Pues no.
No me sé todavía los nombres de los personajes de Fear the Walking Dead. Pero así me pasaba con Buffy la Cazavampiros y al final sí me aprendí esos nombres. Por lo que hoy tengo algo de pena, pero sin tanto cuidado.

Necesidades.

Quiero ver Point Break. Algo tiene esa película. Por siempre, suprema. 

domingo, 24 de abril de 2016

Un pequeño motivo para evadirme (nos).

Parece nada más que viene el tercer capítulo de la segunda temporada de Fear the Walking Dead.
En el primero, la huída a través del yate Abigail. Una conversación con la chica a través del radio. El hermano de ésta y el otro chico, nadan. Ruben Blades pesca un gran trofeo y entre todos lo cocinan. Solamente me sé el nombre de Victor Strand, el capitán y aparente dueño de la embarcación.
En la segunda entrega, pisan tierra. Conocen una familia cuyo jefe es un antropólogo amateur. La vida a través de la nueva realidad. Sin gobiernos, sin nadie alrededor, y solamente se cuenta con las armas y las vallas metálicas, con esa visión americana de la vida. Victor Strand habla con alguien vía celular, o satelital tal vez y no se sabe cómo funcionan a estas alturas.
Canal 730 del insufrible Cablemás.

Domingo de rabia.

¿Qué hecho yo para merecer esto? ¿Para llegar a un punto tan malo como en el que estoy hoy? Los sueños se me confunden con la realidad, luego despierto y veo que han pasado unos poquito minutos, nada más. El dinero, ahora más escaso que nunca. Los amigos, también ¿cuáles? ¿Paco y Gilberto, Marco y ya no cuentes más?
La patética realidad, y la gente ésa de Bolsa de Trabajo (o centro de vida y carrera) del TEC, no me han servido de nada, para regañarme, quizás. Basura pura.

jueves, 21 de abril de 2016

Para saber.

Que en la explosión hubo 18 desaparecidos. Pero capaz y no fueron a trabajar y han de andar en casa de alguna amiguita, de la amante pues, que para eso pagan bien en las petroleras, o de viaje por ahí cerca que para eso se trabaja poco en las petroleras y dan camioneta, o nada más por ahí, que para eso se está en las petroleras, para hacer lo que uno quiera, si no ¿para qué más? Y si hubiera sido en lunes, desaparecen 50.
Y lo digo porque estamos siendo testigos de un envilecimiento colectivo, como nunca, que ni en la más cruda novela de Vargas Llosa. El amor al dinero, al mínimo esfuerzo, la avaricia que no el justo lucro del que habla la Iglesia Católica inclusive, la música de banda y el mal cine, ése donde ves a Gael y a Diego mentarse la madre ad infinitum y hacer de la lengua española el producto más deteriorado, es ese afán de "transparencia" y de "disculpas públicas", esa democratización del autómovil, que se vuelve herramienta catalizadora de rencores y complejos de los peores gatos habidos y por haber, son esos programas de televisión donde se exaltan la violencia, la maldad y el bendito/maldito alcohol, es todo eso que no se había visto nunca y que me tiene sin saber qué más decir, sin saber qué hacer, y pensar que al terminar este día las cosas serían como antes, no mejores, sino con esos rasgos sombríos de nuestra envilecida sociedad, un poco más escondidos, pero parece que no.

miércoles, 20 de abril de 2016

¿Qué será que...?

Copiando al Doctor Abel Cruz, médico naturista, continuamos, continuamos. Faltan las palabras, el tiempo, el dinero. Falta música para la letra de una canción que le envié al buen Paco, ocurrencias de vivencias, carencias, y sobre todo, ausencias, de aquello que no hay.
Continuamos, continuamos...
De lo peorcito que he visto, los días en la tienda de mis padres, mis horizontes como arquitecto, el futuro de mi sueño académico sin dinero para seguirle, la falta de respuestas de la gente, pues como todo, tienen tantas cosas qué hacer, aunque hoy más que nunca hay más tiempo libre y no entiendo nada.
Mi esperanza es el optimismo que me causa la lectura de Wallander, la venta de Michelob Ultra en Arteli, mi wish list de Amazon, el reestreno mundial de Alerta Máxima 2 de Steven Seagal y la entonces jovencita Katherine Heigl, y algunos sueños que he tenido, caminando en algún lugar que está entre el centro histórico de San Luis Potosí y la Macroplaza de Monterrey, de noche, y rodeado de edificios cúbicos de cantera y granito, diseñados de prisa por González de León. Bajo unos peldaños y llego a una librería, busco no un libro, sino una persona, y despierto.

domingo, 17 de abril de 2016

Espacios.

Mi relación con Monterrey, de amor y odio. Por obvias razones. Viví allá varios años, estudié y trabajé. La pasé más mal que bien en lo general. Todavía me aterra aquello que puede calificarse como conformity, que veía y sufría todos los días de clase en el TEC. Todo mundo con el mismo reloj Swiss Army, o G shock. Todo mundo con las mismos bolígrafos Pilot retráctiles, de punto fino, que hacían un sonido metálico muy molesto, al tocar el papel de las mismas libretas Mead, que todo mundo compraba en los Wal Mart allá en el valle de Texas, al que todo mundo iba. Los mismos pantalones de mezclilla Levis, Calvin Klein, y no se diga de la ropa de The Gap que se volvió una epidemia de proporciones más espantosas que la peste bubónica en Europa por allá del siglo XIV.

No he ido a Monterrey desde 2005 y mientras menos vaya allá, menos infeliz seré. 
Pero me imagino el ejército de chicos TEC y seudo empleados regiomontanos, todos corriendo, yendo al mismo lugar, todos, los que tienen claro, manejando el mismo jetta color plata, todos, sujetando en una mano un Iphone 6 y en la otra el Nextel, y siento mucho, mucho miedo.


 Buñuel 1.
Entonces recibo un mensaje de Paco y me pregunta cómo se filmaría una obra del gran director en el Monterrey del presente. Una escena debe incluir un ejército de jóvenes y chicas vestidos de blanco, todos en fila dando la espalda a un muro de ladrillo deslavado. Se necesitan mil personas. Acuden a una entrevista de trabajo, de uno por uno, en una mañana nublada.
Al principio de la fila, a la entrada de lo que es una enorme bodega, vemos al entrevistador o reclutador. El inmenso espacio está vacío, excepto por un escritorio al centro, un sillón ejecutivo giratorio para el anfitrión y una silla plegable para su visitante. Detrás del mueble de cedro oscuro, está sentando un maniquí de mujer con peluca negra, rizada. Viste un traje sastre en rosa. El joven de turno, habla de sus atributos. Soy egresado del TEC, proactivo, pienso en términos de sistemas. 
Alguien más tose al fondo, como apresurando al que habla, porque puede salir el sol.

Buñuel 2.
Es un grupo de unas diez personas, entre ellas un famoso comentarista de deportes, otra más una periodista de espectáculos y un joven ejecutivo que no deja de mensajear vía Iphone. Todos ellos están en una tienda OXXO. Pero no hay cajeros para cobrar las recargas, el depósito de la tarjeta de crédito, el agua ciel, o la leche alpura.
Una muchacha de vestido amarillo, con flores, y peinada en cola de caballo entra deprisa a la tienda de conveniencia. Ella mira alrededor, y fija su atención en el grupo de gentes, luego cambia a un gesto que da la impresión de que ella sabe que no saldrá de ese lugar en mucho tiempo.

viernes, 15 de abril de 2016

Pues ya.

Acabó lo que debió haber sido lo más importante de esta semana que ya se está yendo también.
Última actividad de una más de mis materias. Algunas tareas de Arquitecto, o quizá de mal arquitecto, arquitecto incompleto, arquitecto inoportuno, pero lástima, nunca lo dejaré de ser y tendré que pensar, hablar, dibujar, y sufrir en consecuencia. Es lo que soy. Y a pesar de todo, sigo sintiendo esa insatisfacción, vacío, y los recuerdos de las noches que ya se fueron, de mal sueño, de intermitencias, de soledad, preocupación, dolor, y cierta convicción en lo que uno es, en seguir caminando, a pesar de las lágrimas, las carencias; a pesar del qué hubiera pasado si esto o lo otro, sí, a pesar de todo.

miércoles, 13 de abril de 2016

Es su deber.

Haga una lista de lo que es necesario hacer. Luego priorize. Y de ser posible, delegue en alguien que pueda hacer bien la tarea encomendada. Entre ellas, discutir algún tema relevante, la trascedencia del espíritu, o bien, las limitaciones del tiempo. Tal vez me falte leer a Sai Baba y a J.J. Benítez.

No sé qué me falta a mí pero es algo, y me ha impedido desarrollar mi potencial, comprarme mi jetta color plata, ya no hablaré de un reloj G Shock ni de la Parker Jotter.

No hay respuestas, espero pero la paciencia se acaba, y ya no puedo más. Busco mi destino pero este se aleja, y he tenido dudas, pero no hay lugar para ellas.

Me aferro a la materia que es memoria...

Sueño.

Algún día buscaré el horizonte, la síntesis de los sueños rotos, en la torre CEDES. Por ahora debo cerrar los puños, aguantar, pero siento que no puedo. 

 

domingo, 10 de abril de 2016

Y pues qué.

No se va el miedo a fracasar, más del debido según creo, pero tampoco la indecisión a actuar pronto en lo que he dado en llamar mi (difuso) sueño académico, mi redención (si funcionó en George W. Bush por qué no en mí). Por lo pronto no iré a la Harvard Business School, pero ando en una muy parecida, al menos así lo siento.
Reanudé mi lectura de Mankell, empezando con "Asesinos sin rostro". Buen manejo del lenguaje, de las atmósferas y aún mejor el estudio de un Kurt Wallander que sufre su vida personal, su alimentación, que ya sé según la televisión que se la va a cobrar caro a su cuerpo algún día, y el caso en que está ocupado en esta buena novela. Tanto qué leer, y eso me hace pensar en tanto qué ver, tanto qué vivir, tanto qué trabajar, y lo que más me enoja, tan poquito que he hecho y eso que ha pasado mucho, mucho tiempo.
No pude dormir ni un minuto esta tarde de domingo, después de una mañana pesadita en el negocio mis padres, desde las 9 y doce de la mañana, hora en que levanté la cortina metálica hasta la hora del cierre.
Una más y ya, lo prometo... Bueno, no sé.
El aire acondicionado se siente frío en la gran sala del centro de convenciones de la ciudad. Organiza el evento el gobierno del estado, con apoyo del municipio y otras dependencias como la secretaría de fomento económico, la secretaría de fomento al empleo, la secretaría de fomento emprendedor y la secretaría de fomento al fomento que eso sí, le dan mucho empleo a mucha gente y ya es bastante función social.
La licenciada Maléfica Garza, directora de reclutamiento y capital humano del Corporativo, de pie a un lado de la puerta de salida, traje sastre Brooks Brothers, reloj Michael kors, blusa abierta hasta el segundo botón Express (el toque on the ground según ella), zapatos Nine West. En una mano sujeta un montón de folletos con la información de la empresa, cultura organizacional, desarrollo profesional y la promesa de un plan integral del capital humano a través del global trainee program más competitivo, company camping program, multicultural congress, y el business Summit world que cada año se celebra en Miami, éste último que le da flojerita porque se lo sabe de memoria.
La mano que sujeta los folletos mira al suelo, la otra, toca suavemente su largo y delgado muslo, apretado en el pantalón oscuro del caro conjunto de dos piezas que viste, y a ratos adquiere la postura de pistolero, pero ella aguanta.
En eso se aproxima un chico, traje azul marino, camisa azul rey y cobata gris, impecablemente peinado y que despliega seguridad en sí mismo, potencial y compromiso. Ella espera a que pase obligadamente por la puerta donde termina el magnoevento Expo Empleo, al que la invitaron, pero que no siente muy a gusto porque luego...
Ella le habla al joven que se acerca "Chico, ¿qué carrera estudiaste?". Así sin más. El joven responde sorprendido. No hay un buenos días, un hola, un soy representante de la empresa..."Yo estudié..Arquitectura", responde el joven impecablemente vestido. La licenciada Maléfica no oculta una ligera mueca, una contracción de labios, una pausa de repulsión de dos, tres segundos que parece que ella cuenta a propósito. "Gracias". Y entonces Ella se aleja un poco, y él al menos espera un folleto con la información del corporativo, una presentación, un mi nombre es. Pero nada. Y al joven impecablemente vestido y presentado le dan ganas de decirle a la bella desconocida "Chinga a tu puta madre, hija de la rechingada". Al fin no le van a dar trabajo, y si lo corren, ya se va. Pero él se aguanta y sigue su camino.
Y jamás sabrá que el nombre de esa hija de la rechingada es Licenciada Maléfica, directora de Reclutamiento y Capital Humano del Corporativo.
Y así ha pasado, tantas, tantas veces.

jueves, 7 de abril de 2016

El dolor.

No entiendo el porqué de mis deseos. Sufro por una pluma Parker Jotter, un despachador de post its estilo pop-ups, por un libro más de Michael Connelly, por un reproductor de Blu Ray, por un reloj Casio G Shock (imposible, usted nació para usar el F91 W).

Hoy me levanté con mucha dificultad y temprano, para ir al municipio a pagar un predial muy atrasado. Un bonito saludo de Mary, excelente cajera de Tesorería, 296 pesos, y dos fotocopias después, llegué a abrir el negocio de mis padres. 

Ninguna comunicación, ninguna respuesta a mis solicitudes de empleo que volví a lanzar con agresividad el domingo. Es que ya me quiero ir de Ciudad Valles, pero sé que lo voy a lograr. Pronto escribiré más líneas, desde Tijuana, Nuevo Laredo, tal vez Tampico, tal vez donde haya, pues.

Mientras tanto, busco un bálsamo que me ayude a vencer esos deseos por la materia. 

Lunes en la mañana.

La puerta automática del Corporativo se abre. La deslumbrante luz del exterior apenas deja ver el perfil esbelto, alto, y tal vez esa incertidumbre en lo que se ve refuerza el sonido fuerte  del paso firme, determinado, de los tacones sobre el piso de porcelanato en tonos crema. Cuando la licenciada Maléfica Garza, Directora de Reclutamiento y Capital Humano se dispone a entrar a su despacho, el chico de la UNI la llama. "Licenciada, ahí está la persona que usted citó para entrevista de trabajo. Cumple los requisitos". Ella frunce el ceño, recuerda, e interroga al chico de la UNI. "¿Edad máxima 28 años y 6 años de experiencia en puesto similar?" "¿Auto propio y modelo no menor a 2015?" "¿Responsable, proactivo, dinámico, orientado a resultados?" "¿Experiencia laboral o educativa en dos países, Estados Unidos o Centroamérica no cuentan?" "¿Carta de recomendación de un Premio Nóbel literatura no cuenta pues para eso cualquiera?" "¿Pensamiento sistémico?" El chico de la UNI responde con disciplina, Sí, Sí licenciada, claro licenciada, sí la carta está notariada, claro, desde luego, sí...
Ella responde al abrir por fin la puerta "¿A ver? ¿Demostró haber leído a Peter Senge?" El chico de la UNI afirma y dice "Sí, aprobó el ensayo sobre La Quinta Disciplina aplicada a temas de Administración del Conocimiento".
La licenciada Maléfica Garza suspira y responde. "Dile que...a partir del miércoles nosotros nos comunicamos con él". El chico de la UNI insiste. "Pero licenciada, si usted lo mandó llamar para hoy la está esperando desde las 8 am". Ella lo mira detrás de sus lentes de sol Ray Ban, igualitos a los que usó Emma Stone alguna vez. "El miércoles, chico, graaaacias".

Y nunca le llamaron.
Es la licenciada Maléfica.

domingo, 3 de abril de 2016

¿Mi perdición? El prodigio.

 Con mucho cariño para Moondo. ojalá entienda mi ácido sentido del humor y lo haga reír. Pues es que esta vida duele y tal vez la risa sea el único opio válido.

Pasillo.

En el corporativo "De Monterrey o San Pedro al fin es lo mismo, S.A. de C.V.". La mañana de abril que se adivina silenciosa y tibia, a lo lejos la calina que empieza a cubrir con lenta persistencia las montañas parduzcas, que apenas llegan a asomar algunos manchones verdes, dispersos pero presentes, a pesar del cambio climático, el descuido gubernamental y la avaricia inmobiliaria.
La licenciada Jill toca discretamente el brazo de la licenciada Ludwika, tal vez no con afecto, sino para verificar la calidad y la autenticidad de la blusa Michael Kors que su "eneamiga", condición  de las relaciones de la posmodernidad, viste. Se les une de inmediato, sin saludar pues no hace falta, la licenciada Maléfica Garza, directora de Reclutamiento y Capital Humano, que sujeta con esmero y solemnidad un vaso de café Starbugs.

"Te vi en el global business Summit de Miami". "Fabuloso, fabuloso". "Estamos preparando los boletos de avión para el congreso de Milwaukee". "Bueno, si gana Trump, ¿a mí qué? si siempre que llego al aeropuerto y enseño mi pasaporte el poli de la aduana me dice que ni mexicana parezco". "Oye y vas a ir a la feria de Reclutamiento en Cintermex" "Pues no sé, es que luego va mucha gente que no es del TEC y no me siento a gusto". La conversación se empieza a poblar de los indispensables "Sí claro", "Por supuesto", "Desde luego", "Dios mediante", "Gracias amiga", "Sí me acuerdo, fue en Nueva York"...
En eso se aproxima el chico de la UNI, cargando un sillón ejecutivo, nuevecito, rumbo a la sala de juntas al final del pasillo. Él pasa sonriendo y lo más rápido que le permiten sus pies y su carga, sin querer interrumpir el concilio de administración corporativa, planeación estratégica, benchmarking y comportamiento organizacional.
Cuando lo ven, el espacio se invade de un silencio inmediato, aplastante. Entonces con mucho cuidado y lentidud, se cierra la puerta  de la sala de juntas al final del pasillo y la licenciada Ludwika pregunta en voz baja, y rápido ¿quién es ése?

La reunión se disuelve y nunca se sabrá si alguien respondió la pregunta. Pero que conste...

El insoportable prodigio.

El frío y el calor alternan en la ciudad. Me abruman tantas cosas que hay qué hacer y no sé, ya no sé.

viernes, 1 de abril de 2016

Así fue.

Casi no lo hago, no debo.
Pero es que gana la desesperación y sí, tengo que hablar de él.
El miércoles mi padre me sugirió algunas tareas, luego de cuestionar mi cada día más difuso sueño académico (¿se podrá? ¿lo lograré?). Mandar papelería en sobres, cover letters, pues, a dependencias y empresas, pero ya. Es que a él ya lo vencieron, lo sé, la incertidumbre, el cansancio y la falta de horizontes en esta Ciudad. Yo me quedé callado y recordé. En Monterrey lo hice cientos de veces, y de ésas nadie me contestó jamás. ¿Qué cambiará hoy? Por algún momento, después, quise hacer, y tuve, un modo muy decente de vivir y ganar dinero con el dibujo arquitectónico.
De un día para otro todo acabó, gracias a las mafias que poblaron, de un día para otro también, el municipio, el gobierno del estado, llámese obras públicas, catastro, pensiones, ¿las notarías públicas? y es que ¿de dónde más sale el requisito de un plano o un croquis requisitado y oficializado?
Y así llevo ya cuatro años con ingresos que bajaron de una cantidad que no fue nunca una fortuna, al día de hoy, cero pesos con sus centavos.

Sí confieso que me molesté con mi padre, y que mi silencio, mis dudas, y el no saber qué hacer, que persiste hoy, me están acabando. Pero hay tantas cosas qué hacer, en el changarro y en las actividades de mi difuso sueño académico y pues no sé. Yo esperé, pero mi padre me hizo ver que eso ya no sirve en mi caso.

Mi molestia y mi persistente miedo tiene que ver con el más grande de mis errores, porque ha generado otros, que me diagnostiqué cuando leí "El Peregrino" de Coelho. Al igual que el protagonista, yo también me he dejado deslumbrar por el prodigio y esa ha sido la perdición de mi vida.
No quiero perder la esperanza, y trato de decirme una y otra vez, ánimo, que la solución no está afuera, en las calles, la apacible noche de la ciudad, los paseos en taxi, las conversaciones forzadas con gente que creía y que resulta que nunca conocí bien, en las miradas al extraño, no, la solución debe estar en mi interior y debe ser la consigna que hoy debo tener siempre presente.

Por lo pronto, mañana cumplo 39 años, sin nada, absolutamente nada qué celebrar y muchas cosas qué pensar y reflexionar, pero es que el tiempo no alcanza, hay cosas que hacer en el negocio, pagos, visitas de proveedores, pedidos, faltantes, ventas que no alcanzan y aguantar el prodigio de los vehículos nuevos que pasan al frente, las experiencias del chico TEC, de  las licenciadas Jill y Ludwika, y yo preguntándome una y otra vez ¿qué me falta a mí?

1,007. El IEV (Instituto Electoral Veracruzano) y el OPLE Veracruz.

 1,007. ¿Cómo se cambia el nombre de una institución sin reformar la ley? Me explico. Después de la reforma constitucional en materia políti...