jueves, 12 de marzo de 2015

Las fechas que vienen.


Se acercan las elecciones. Por lo pronto el consejo general del INE ha aprobado un techo financiero de 23 millones de pesos a repartir entre unos 54 candidatos independientes. Sin embargo, este último número no es definitivo pues todavía hay que esperar al dictamen del registro federal de electores en cuanto a la verificación del requisito de firmas. Entonces, seguramente, muy seguramente, serán menos candidatos.

Denisse Dresser dijo anoche, en un horrible programa de ForoTV, que "es más fácil alcanzar la paz en Medio Oriente que lograr una candidatura independiente". 
Los que legislan, los diputados de la partidocracia, legislan para ellos mismos. Por eso no es de extrañar que haya tantos candados para obtener esas candidaturas. Es el caso de reunir cierto número de firmas, constituir una asociación civil, abrir una cuenta de cheques fiscal, comprobar gastos vía la contabilidad electrónica, porque los bandidos que nos gobiernan piensan que los ciudadanos libres también son bandidos.

Esperando que algún día los ciudadanos nos organicemos e impulsemos una iniciativa de ley para atenuar los requisitos para la obtención de una candidatura independiente, le cambio de canal y trato de olvidar los horrores de Televisa.

Yo por lo pronto, pienso en los mandados que no he hecho. No encuentro la lapicera o "portalápices" marca Sablón. Tendré que adquirir una taza atolera. Y todavía cotizar en Lumen algunas cosas más. 
Las papelería son la perdición de los arquitectos, chingada madre.


Me vio con cara de ofendido.


Un chaval me aborda en la calle. Me pregunta que cuánto dinero cobro por la firma de un plano como Director Responsable de Obra. Le digo que 500 pesos. ¿Para qué alcanzan en estos días? Pues en estos días en que el dólar se va al cielo, para muy poquitas cosas.

Entre otras cosas, para dar un visto bueno de un proyecto arquitectónico, por que la autoridad municipal nos pide la firma de un testigo experto y calificado, que para serlo primero hay que tener más de cuatro años de experiencia comprobada en el ejercicio profesional de la arquitectura, y segundo, por contar con un título de arquitecto y una cédula profesional. Cumplo con ambos requisitos.

El chaval me mira con cara de ofendido. 

Yo le digo que vea a otro arquitecto, que a lo mejor él le cobra 200 pesos.
Yo no. A la chingada, que ya estoy harto.

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