viernes, 27 de junio de 2014

El Dodge Demon 71.


Uno.
 
En 2009 me compré un Dodge Demon del año 1971. Pero en versión Hot Wheels. Está intacto como espero que dure muchos años. No me gusta el color. Sin embargo lo busqué en Amazon y no hay otra versión. Está colgado de un taquete en un rincón de mi recámara mientras decido dónde más tenerlo. Me aferro a la materia, que es memoria, ni modo. Seguirá costando unos diecisiete pesos mexicanos, o en Estados Unidos noventa y nueve centavos más impuestos.
 
Dos.
 
Hoy saludé a Jorge, de pasada. Llegó a mi casa a traerme un plano para que lo firmara. Trámites de subdivisión urbana ante el Municipio que no sé si requieran la firma de un arquitecto registrado en Obras Públicas, según yo solamente piden el plano para autorizar, acotado y a escala, sin mayor requisito.
Ayer también saludé a Jorge y platicamos más tiempo. Lo invité un refresco que compré minutos antes en el OXXO que está a unas tres cuadras de mi casa. Yo tomé agua embotellada, pecado mortal para los eco terroristas. ¿Será? Naa. Mejor tomar agua de garrafón pero son gustos burgueses que de repente salen.
 
Tres.
 
Odio al OXXO que está a tres cuadras de mi casa. Siempre hay alguien que estorba en el área de cajas, o de caja, porque solamente hay una persona que cobra. Sin embargo qué hacemos.
 
Cuatro.
 
Para hacerme ilusiones de que mi vida es más interesante, para evadirme siquiera, espero.
 


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